Dolores Gil: “Escribir es elaborar, poner en cuestión, hacerse preguntas”

Dolores Gil es licenciada en Letras, periodista y editora. Trabajó como docente de Literatura y Lenguas Clásicas. Escribió en la Revista Ñ, Moda y Belleza de La Nación, en la edición argentina de Harper’s Bazaar y Elle. Su primer libro Parte de la felicidad, editado por Vinilo, logra ponerle palabras al dolor más abrasador: narra la historia de la muerte de su hermana en un accidente doméstico cuando solo tenía seis años. Recientemente fue convocada para participar en El libro de las Diatribas. Allí, once autores fueron invitados a escribir “en contra de algo” y Dolores vuele a aparecer con un texto muy conmovedor sobre el matrimonio y el fin del amor.

 

¿Cuándo se inicia tu camino como escritora?

No estoy muy segura. No me siento escritora, me parece una palabra muy grande y muy seria. Siempre leí mucho; trabajo escribiendo para medios hace quince años. Podría decir que en parte mi inhibición se explica porque estudié Letras, porque hay todo un peso, una dificultad de enfrentarse a la tradición ahí, pero en el fondo sabía que si empezaba a escribir tenía que lidiar con temas pesados de mi historia. Hice todo lo posible para posponer ese momento hasta que varias circunstancias personales me obligaron a intentar encontrar mi voz. Estoy en ese camino.

 

Parte de la felicidad narra la muerte de tu hermana en un relato que atraviesa y es profundamente conmovedor. No se sale indemne de esa lectura. ¿Cómo nace la idea o la necesidad de escribir sobre este dolor? ¿Es un proceso que resultó de alguna manera sanador?

Joana D’Alessio, editora de Vinilo, me propuso en 2020 escribir un texto de no ficción. Ella quería que yo escribiese sobre una circunstancia particular que yo estaba atravesando: me estaba recuperando de un tratamiento por cáncer de mama. Pero yo no podía, todavía estaba muy abrumada por lo que estaba viviendo. Lo primero que pensé fue en el accidente de mi hermana, en la necesidad de poner en palabras ese acontecimiento. No sé si escribir este libro fue sanador; no creo que la escritura tenga poderes especiales. Sí creo en la palabra, en muchos sentidos: me analizo hace 30 años y sé que es mejor decir que no decir. Escribir es elaborar, poner en cuestión, hacerse preguntas: por la forma, por el alcance de la memoria, por la incapacidad del lenguaje para dar cuenta de la experiencia y de la realidad. Y también, en este caso, escribir fue una manera de reparar una deuda. No sé si sané algo. Todavía siento el mismo dolor que sentí el día que murió.

 

 

La literatura autobiográfica pone al autor en el límite que el otro representa. ¿Cómo trabajaste la escritura de este libro con lo que podía sucederle al resto de tu familia?

No se puede escribir pensando en los demás. Por ahí suena cruel pero es la única manera de escribir, sin hacer concesiones, ni con los demás ni con una misma. No pensé en nadie mientras escribía el libro, solo en lo que quería y podía contar.

 

Dirigido por Joana D’Alessio y con el trabajo de edición del escritor Mauro Libertella, el sello Vinilo sigue editando y uno de sus últimos lanzamientos fue El libro de las Diatribas. Allí once escritores fueron convocados a escribir “contra algo”. Volvés a aparecer magistralmente escribiendo en contra del matrimonio. El texto es muy conmovedor porque se desprende también de ahí dolor o desilusión. ¿Cómo fue la elección del tema y el proceso de escritura?

Elegí el tema después de una conversación con una amiga íntima que me ayuda mucho cuando escribo. Pelotear los textos con mis amigos es una parte fundamental de mi proceso. Tenía varios temas posibles en danza pero ninguno me convencía, no me encontraba deseando escribir sobre ninguno. Hasta que por un chiste apareció el matrimonio, un tema del que las mujeres de 40 hablamos un montón, ya sea porque estamos dentro y queremos salir, o porque estamos casadas pero sosteniendo la pareja con mucho esfuerzo, o porque ya abandonamos la ilusión del amor romántico y estamos paradas en otro lugar con respecto a nuestro deseo. Es muy importante el deseo a la hora de escribir. Lo escribí muy rápido, porque ya tenía casi todas las ideas en la cabeza. No quería perder de vista que estaba practicando el género de la diatriba, pero me interesaba también salir un poco del tono irónico o vitriólico y hablar también del dolor que supone el fin de un amor.

 

¿Cuáles son tus libros y autores preferidos?

Qué pregunta difícil e infinita. Memorias de Adriano de Yourcenar es un libro al que vuelvo todo el tiempo. Me gustan los escritores de largo aliento: Proust, Cartarescu, Knausgard, Saer, Pauls. Últimamente estoy leyendo libros que juegan con la hibridez de los géneros: los que están a medio camino entre la ficción y el ensayo, entre la poesía y la narración, como Un verdor terrible de Labatut. Más que las historias, lo que me interesa son las sensibilidades. Cómo piensa y percibe el mundo quien escribe. Me gustan mucho los ensayos de John Berger, Paul Preciado, Massimo Recalcati, porque me invitan a pensar cosas que jamás habría podido pensar sola. Este año leí libros buenísimos: Los días perfectos de Jacobo Bergareche me pareció un ejercicio precioso de renovación de la novela epistolar; Maquillada de Daphne B es súper inteligente y actual., La mujer helada y La vergüenza de Annie Ernaux por su honestidad; Huaco retrato de Gabriela Wiener es magistral. También me gustó Poeta chileno de Zambra. Descubrí a Jan Morris de casualidad y quedé fascinada con El enigma. Podría estar así todo el día.

 

Foto de portada: Victoria Gesualdi para Télam.