Las ceremonias. Crónicas de personas que usan drogas – Vermú y libros

Un libro para compartir y hablar de él. Un libro para recomendar y discutir. Un libro ideal para, junto a un vermut, abrir el diálogo, tomar las voces que Marcos Aramburu nos acerca y dejarnos llevar por la historia tan personal que cada una de ellas nos propone.

En 2017, El Gato y la Caja publicó Sobre drogas, un libro que gira en torno a una lectura científica, política y humana, analizando la relación entre las sustancias psicoactivas y las personas. En esa publicación se propusieron analizar e intentar revertir la disonancia entre el enfoque actual, prohibitivo, y el enfoque propuesto por los expertos, apoyado en la evidencia científica, que plantea que «el problema de las drogas», tal como lo mencionan ellos, debe ser abordado desde la Salud Pública, teniendo en cuenta los Derechos Humanos en la solución. Luego de este libro, años más tarde, se editó Las ceremonias. Crónicas de personas que usan drogas, de Marcos Aramburu, en el cual el protagonismo lo tienen las vidas de las personas que usan drogas.

Su subtítulo lo dice todo. Son crónicas. Son historias. Son relatos de personas de carne y hueso, como vos, como yo, como cualquier amigo, vecino, pareja o familia. Es un libro de cuatro crónicas que reúne la vida de diferentes personas que utilizan diversas drogas en distintos contextos y con varios resultados.

Crónicas que no juzgan, que no son apología, que ponen voz a lo que «no se habla» o se lo hace con muy poca claridad. Hoy por hoy, hablar de drogas como consumo recreativo, y cada día más en este contexto político, sigue siendo un tabú y está poco contado. En estas cuatro crónicas hay de todo, pero en especial, hay historias reales y vínculos con diversas sustancias contadas sin ser caretas.

Marcos Aramburu, antes de la publicación de Las ceremonias, ya venía investigando y poniendo palabras a qué son las drogas, su consumo y sus cuidados. Comenzó con videos caseros en Instagram y, a partir de ellos, llegó la propuesta de Vice (@viceenespanol), para poder pensar las drogas y la reducción de daños conjuntamente desde su canal, y, posteriormente, Gelatina le dio un espacio para poder hablar acerca de las drogas, desde la investigación, el testimonio y la cultura.

 

Las crónicas

Marcos Aramburu presenta cuatro crónicas, cuatro historias de personas. Historias que importan. Personas que importan. Vidas que importan y cómo interactuaron con las diversas sustancias que narran.

«Un lugar mucho más bello», la primera, está narrada por varias mujeres del Archivo de la Memoria Trans, en donde hablan del consumo de cocaína, paco y marihuana. Leyendo las historias de Carola, Trachyn y Sonia vas entendiendo, también, el motivo por el que ellas se drogaron. Esta crónica propone que entiendas el contexto sin romantizarlo.

«-Sí, hay placer. El placer es abandonarte cuando entra la bocanada, el placer es dejar de sentir. Lanzarte a morir.»

La propuesta de Aramburu parece ser empezar a comprender sin juzgar. Así, en la misma línea, llegamos a «Perseguir al dragón», la segunda crónica que cuenta la historia de Miguel, un médico de 72 años que narra su militancia setentista y el consumo de drogas. Por la militancia de su protagonista, ancla el relato desde el enfoque de Montoneros acerca de las drogas y la homosexualidad. Cómo no citar, en este momento, el cántico de Montoneros: «No somos putos, no somos faloperos, / somos soldados de FARC y Montoneros.»

Las organizaciones de ese momento te pedían un compromiso político y, también, en cada una de las acciones y elecciones de tu vida privada. Aramburu trae una anécdota del Flaco Spinetta cuando militaba en uno de los brazos artísticos de JAEN (Juventudes Argentinas para la Emancipación Nacional).

«En un plenario interno decidieron que ningún militante de JAEN podía consumir sustancias prohibidas. Cuando escuchó esa decisión, Spinetta se paró y prendió un porro al lado de la ventana. El ambiente se puso tenso y algunos le dijeron que se fuera, que consumir drogas no era una actitud contestataria al sistema. Luis no respondió, pero cuando un compañero suyo saltó a defenderlo, el responsable del plenario fue tajante: ‘Un tipo que hoy fuma porro, mañana nos vende por un porro’. Spinetta se fue.»

 

«Todos estamos acá», la tercera crónica de Las ceremonias, recoge la voz y la historia de Alejandro, que un domingo iba a comer nueve gramos de Psilocybe cubensis, lo que seguramente todos conocemos como cucumelo, popularizado en los 90 también por Las Manos de Filippi y su «Himno al Cucumelo». En esta crónica, Alejandro nos cuenta una experiencia psicodélica fuerte, que algunos llaman, como dice su autor, «el rompimiento o disolución del ego», donde el yo se diluye o deja de existir por unos momentos y pasa a ser parte del todo.

«El mundo se convirtió en un vacío negro y él, que ya no tenía cuerpo ni ojos, observaba todo desde lo que hoy define como un punto de energía, un grano de energía flotando en el vacío oscuro. En eso, un rayo de luz de un blanco tan blanco que lo aturdía salió de ese punto, o sea de él, y empezó a recorrer el vacío y a bifurcarse en muchas direcciones y perder fuerza. Después amainó y en unos segundos, todo volvió a negro. Oscuridad absoluta. Y con el sonido de la lluvia cada vez más presente, Alejandro empezó a despertar. —Ahí es donde te digo que siento que me morí y renací al mismo tiempo.»

La cuarta crónica, «Un yaguareté azul y rosado», es autobiográfica. Marcos Aramburu narra parte del tratamiento de cáncer de su madre, en especial la exploración que hizo ella durante sus últimos años y el viaje de ayahuasca que realizó. El autor trata de reconstruir ese recorrido de su mamá y, a partir de ahí, su propia historia con las drogas.

Comienza contándonos un viaje y una preparación para ese momento. La dimetiltriptamina (DMT), una película de Gaspar Noé, Taringa, amigos y cómo logró construir un vínculo más adulto con ella.

«En mi caso, las drogas no fueron una forma de canalizar datos sobre mi mamá. Al menos no hasta ese viaje de DMT con Cuartito y Miru. Fui descubriendo las sustancias en diferentes épocas, y todas fueron distintas y todas dejaron aprendizajes luminosos y oscuros.»

Las ceremonias es un libro de historias reales, de gente real y tan «común» como cualquiera de sus lectores y lectoras.