Mariana Luz Ticheli: “Mis acciones artísticas son una provocación, un juego, disfrutar, amar y odiar a la vez”

Mariana es Licenciada y Profesora en Artes Visuales egresada de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo. Desde 2009 se desempeña como docente de Arte en Institutos y establecimientos educativos. Es multifacética: dibuja, dirige, actúa, baila. Todo eso junto en un conmovedor caos emotivo que trasciende, interpela, atraviesa y conmueve. Sus acciones son viscerales, genuinas y su valentía artística la pone en un riesgo permanente del que siempre sale victoriosa.

 

Sos lustradora, directora, performer, intérprete, bailarina y actriz. ¿Cómo es trabajar el arte desde tan variadas disciplinas?

Desde chica abordé el arte desde un lugar multidisciplinario: me interesé por la actuación, por el dibujo, la pintura y me gustaba mucho bailar. Para mí es algo orgánico y muy familiar trabajar de esta forma. Hace un tiempo empecé a hacer fotografías y producciones en video. Voy trabajando desde la pulsión que va surgiendo. Hay momentos donde me siento más performer, otras veces más pintora… Tengo mis períodos. El empuje es la necesidad de decir algo, el cómo se amolda a ese decir. No hay un método, solo necesidad de contar; me dan ganas de hacer algo y lo hago, lo repito mucho, me fanatizo.

 

En 2016 editas tu primer libro, “Arreglamos corazones a domicilio”, libro con treinta y cinco ilustraciones combinado con textos; después editaste “Llorar con los ojos abiertos”. ¿Cómo vivís tu paso por el mundo editorial?

Sorprendida y fascinada a la vez, algo en donde nunca pensé que transitaría. El texto apareció en mis prácticas artísticas hace unos ocho años. Primero la necesidad de escribir palabras y, después, eso inundó mi trabajo visual, ya sea el del dibujo, la pintura, la performance. Arreglamos corazones a domicilio es producto de un corazón roto; tenía que hacer algo en ese momento con ese estado y dibujé mucho. En esa época vivía en España y me movía seguido, entonces el formato de mi obra era pequeño o mediano, así se podía transportar más fácil. Estaba muy nómade y sin mucha proyección de dónde iba a vivir. Toda la producción de las obras del libro las hice en Barcelona y la edición se realizó en CABA con una curadora y editora de Argentina. Los textos no son de mi autoría, son de mi pareja, Facundo Muñoz, artista y productor artístico. En el año 2019 se publicaron dos dibujos míos desde la editorial Hago Cosas, en Madrid. Yo ya vivía en CABA, ellxs abrieron una convocatoria online, mandé mi material y me seleccionaron para publicar en un libro de artistas, Flamantes N°14. Esos ejemplares después los distribuían en varias Galerías de España y, gracias a esta publicación, empecé a trabajar en Galería Gaudí, ubicada en Madrid. Para mí, lo hermoso de los libros es que es algo fácil de transportar, de adquirir, algo que se puede prestar, que pasa por varias casas, lugares, personas; no son algo estático. En mayo de este año presenté Llorar con los ojos abiertos, lo editó el artista conceptual y poeta Roger Colom, dentro de su proyecto editorial Biblioteca Popular Ambulante. Pudimos combinar mis textos y mis imágenes para que formen un todo. Este libro es muy artesanal, cada ejemplar es único. Roger imprime y encuaderna sin una técnica en particular. Yo hago detalles y dibujos en lápiz en las hojas, textos directamente escritos en lápiz sobre el papel, cinta de papel sobre papel, fotocopias de fragmentos de obras. El concepto es de collage editorial. Casi un libro objeto y con la particularidad de que cada ejemplar es distinto.

 

En tu serie Mi cuerpo como mi mapa también se ve la importancia de la palabra escrita y queda expuesto lo corporal, con sus marcas, heridas y manifestaciones, como obra ¿Cómo fue este proceso creativo?

Mayormente mi trabajo es autobiográfico, aquí el territorio del texto juega con el territorio del cuerpo. En este trabajo pensé en las marcas visuales del cuerpo traducidas como heridas. Esas que quedan por alguna razón inexplicable y no se van. Mis procesos se disparan muchas veces o empiezan a partir de algo cotidiano, por ejemplo: una pared con humedad: en el mes de junio de 2021 vinieron a arreglar la pared del departamento donde vivo, dentro de la pared había agua, hongos, manchas. Esto me recordó que cuando tenía 13 años una fuerte lluvia hizo que en el techo de la casa de mi familia en Mendoza filtrará mucha agua. Era de noche y la tormenta muy ruidosa, El techo «se llovía» y la casa se inundaba. Tengo imágenes en mi cabeza muy nítidas de ese episodio. Todo eso me hizo pensar en “las marcas” y “los mapas”. Nuestros cuerpos como mapas de acciones. Un comentario, una situación, un error, algo aparentemente intrascendente, todo eso puede ser disparador  para hacer obra. Lo cotidiano y lo íntimo siempre presente.

 

Lueve adentro -Lado B es una instalación seleccionada para el 12° encuentro de performance. La idea era trabajar el concepto de reposo con todas las partes del cuerpo. ¿Cómo fue la experiencia?

Esa experiencia fue increíble. Las personas entraban y se sorprendían mucho; algunas gritaban, otras me hablaban, algunas solo miraban. Pasaba de todo, la verdad. Yo mandé una propuesta que fue modificada por no contar con el lugar pedido, pero reformulamos y charlamos con las curadoras del espacio Débora Kirnos y Paula Doberti.  La armamos en el baño: en la bañera pusimos un acolchado azul con celeste, encima una sábana blanca y una almohada. Yo estaba acostada dentro de la bañera y tenía puesta una remera de color blanco.  Durante toda la instalación performática estoy en silencio y mi acción era solo mirar y hacer contacto visual cuando el público se acercaba. La duración fue de una hora. En el baño se escuchaba continuamente un audio, un sonido de gotas que caían en un ambiente interior. Con esta idea pensamos a nuestro cuerpo como casa y me pregunto ¿Cuánta intensidad tolera el cuerpo? ¿Cuánto reposo “hace” nuestro corazón? ¿Cuándo lo hace? ¿Cómo se traduce la tristeza en un cuerpo? Para mí, nuestros órganos y todo nuestro cuerpo son lugares donde se libran las batallas de nuestra existencia, tanto social como individual, física y mental.

 

Algunos de tus dibujos presentan personajes femeninos cuyos ojos aparecen casi como una marca distintiva de tu trabajo. ¿Qué nos dicen esas mujeres/ niñas desde esas miradas?

En esos dibujos y pinturas aparece algo muy  íntimo, duro y frágil a la vez. La apariencia de los ojos de estos seres, en lugar de ocultar, confiesan un estado del alma: la melancolía. Un mensaje poético que hace referencia a las sombras que conviven en nosotrxs, una reflexión hacia lo interno, lo que no se ve. Estos retratos femeninos con sus cuerpos de fantasía se presentan exponiendo un modo de estar, casi levitando sostienen una quietud en el tiempo que parece eterna. Muchas veces me pregunto ¿Cuántas veces nos miramos a los ojos?

Sos parte de Taller Musgo, en el barrio La Paternal, y formas parte del circuito de Estudios Abiertos La Gran Paternal. ¿Cómo nace Taller Musgo y quiénes lo integran? ¿Cómo es vivir el arte en comunidad?

Llegué a Taller Musgo en octubre de 2021. Antes tenía mi taller en mi casa y necesitaba expandir el espacio de trabajo y compartir con otres en un lugar creativo y colectivo. Taller Musgo es una fuente de felicidad para mí, un grupo de doce artistas que funciona en la zona de la Isla de Paternal desde hace cinco años. Venimos del mundo de las artes visuales, el diseño, la xilografía, la fotografía, la performance y otros. Nos organizamos de forma colectiva y horizontal, si bien existen roles la premisa es esa. Iniciativas como «La Gran paternal», que reúne a artistxs del barrio y propone un recorrido por los distintos talleres durante un fin de semana, son fundamentales para fomentar la participación y la colaboración, creando canales de comunicación directa y de fácil acceso a obras de arte contemporáneo. La Gran Paternal me parece súper necesaria para dar a conocer nuestro lugar de trabajo y compartir con vecines, amigues y otres colegas. Realmente es una fiesta el barrio ese fin de semana, cada vez se suman más artistas, este proyecto se sostiene desde el deseo, el amor y una gran labor de todxs lxs artistas. Los artistas de Taller Musgo son: Florencia Conti, Soledad Belcuore, Claudia Facciolo, Paulo Meconi, Lucila Chiovoloni, Julián Gutiérrez, Paris Barrera, Matias Feruglio, Rho Linares, Marcelo Hsu y Cristian Batista.

 

 

¿Qué significan para vos las acciones artísticas que realizas?

Una provocación, un juego. Disfrutar, amar y odiar a la vez. Querer moverme y estar quieta al mismo tiempo. A veces siento que me desbordo de tanto amor al hacer. La manija de insistir, de incomodar, de dar, de compartir, de decir, de mirar. Estar en riesgo permanente. Todo eso multiplicado por mil. Un modo de estar en nuestro paso por la Tierra. No estamos mucho tiempo y creo que hay que intentar estar de la manera más genuina posible.