Comenzó el verano y armamos nuestra pila de libros para leer en la playa, en el río, entre las montañas, en la terraza con los pies en la pelopincho, tirados en el sofá o en nuestro bar preferido del barrio. Con ella, nos hundimos en las historias que nos cuentan los autores y las autoras que elegimos.
El cielo de Nona Fernández (Caballo Negro Editora)
Nona Fernández y Caballo Negro podía ser una combinación más que interesante. Así que al verlo, encargué el libro. Me llegó, lo abrí y las primeras líneas que leo son:
“Creo que soy el personaje de un cuento. Supongo que todos, secretamente, alguna vez lo hemos pensado. Que somos los personajes de un cuento, de una novela, de una historia especial.”
Ese es el comienzo de “Marion”, primer cuento de El cielo. Sentí cierta identificación con la sentencia de “todos somos personajes de un cuento”. Supongo que, de alguna manera, todo el mundo debe haberse sentido así, en especial en estos dos años de pandemia, postpandemia, el camino a la endemia, o lo que sea que estemos transitando ahora.
¿Quién no se percibió, alguna vez en la vida, personaje de un cuento de ciencia ficción, un cuento apocalíptico, de amor, de desamor, quizás de alguna tragedia y también, por qué no, de un absurdo? Los siete relatos de Nona Fernández tienen la contundencia de esas historias que leés, te llenan, te dejan algo dando vuelta y necesitás cerrar unos minutos el libro antes de adentrarte en el cuento siguiente. Quizás no tenga frases grandilocuentes ni imágenes asombrosas, pero cada relato cuenta una historia sencilla y rotunda.
Sodio de Jorge Consiglio (Eterna Cadencia)
Leerlo es un viaje casi vertiginoso. Un viaje en el que querés nadar, solo nadar y, en algunas páginas, encender un cigarrillo y fumar.
Esta novela la podés leer de corrido, sin parar. Es imposible no dejarse llevar y disfrutar de la historia y de cada uno de los detalles en la prosa de Consiglio
Su ritmo es atrapante, la narración de un cotidiano de un niño en Mar del Plata que, al crecer, se recibe de odontólogo y trabaja en un consultorio en la Ciudad de Bs. As. Por una oferta laboral que recibe, decide mudarse a Brasil y vivir en un condominio con hermosas vistas. Conoce algunos vecinos, sale a correr, visita una terraza y sigue nadando. Siempre nada. Se vincula intensamente con una concertista que le atrae muchísimo, aunque ella nunca termina de elegirlo a él, y con un importante empresario brasilero que se interna en el Amazonas convirtiéndose en miembro de una tribu de caníbales.
Todo el relato es claramente realista hasta que lo fantástico irrumpe.
En Sodio conviven armoniosamente varios registros narrativos
La estirpe de Carla Maliandi (Literatura Random House)
Fue un placer encontrarme con la nueva novela de Carla Maliandi. Hace unos años leí La habitación alemana y me dejó con ganas de más.
La estirpe es un “libro distinto”. En todo sentido “distinto”. Impacta. Creo que marcará la narrativa argentina contemporánea como lo hicieron Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara y Cometierra de Dolores Reyes.
La estirpe es una novela que conmueve, que no es indiferente ni nos puede dejar indiferentes a ella. Desde que la vemos en el anaquel o en la mesa de una librería, en una publicación de Instagram o en la imagen en alguna nota, la tapa nos impacta. La reversión de “La vuelta del malón” (1892) de Ángel Della Valle con playmobiles nos acerca las primeras imágenes de la historia, nos cuenta y nos comunica mucho, más allá del, a mi parecer, grato impacto visual.
Un golpe en la cabeza de la protagonista en una fiesta la lleva a la pérdida absoluta de la memoria, a que su subjetividad personal se borre, al punto que no puede incorporar el nombre del hijo, no lo dice en toda la novela. Su hijo es “el chico”.
Entre la pérdida de la memoria y quizás algún tipo de afasia, se abre la puerta a la maravilla del lenguaje vinculado a su historia y a su estirpe, hacer carne y palabra lo que estaba escribiendo y no puede volver escribir. La aparición de un elemento vinculado al libro en el que estaba trabajando, que cuenta la historia de un tatarabuelo músico de la orquesta de Roca en la campaña al desierto chaqueña, genera algo muy interesante en la novela.
La historia se mueve. Ana, la protagonista, se mueve, el lenguaje se mueve trayendo la historia otra vez, otra lectura de la historia, la no oficial.
La estirpe de Carla Maliandi remueve y conmueve. Una historia sutil e imperdible.
La Comuna de Buenos Aires. Relatos al pie del 2001 de María Moreno (Literatura Random House)
Esta reedición de La comuna de Buenos Aires. Relatos al pie del 2001, narra aquellos días del 2001, cuando la Argentina se quebró, se rompió en mil partes y la protesta social tomó las calles: asambleas, saqueos, ocupaciones, cacerolas, bombos, fábricas tomadas.
María Moreno sale a la calle, se sumerge en esa historia buscando cada una de esas vivencias que la conforman y así nos trae todas las voces y las narraciones de los y las protagonistas. Cada experiencia de las trabajadoras de Brukman, la historia de Lohana Berkins, el análisis sociológico de Horacio González, el relato de las asambleas por Silvia Delfino, el barrio narrado por Rosa Herrera (Rosi) y muchísimas voces más componen las crónicas y entrevistas que María Moreno realizó en esos años convulsionados en Argentina. A veinte años de ese diciembre del 2001, Literatura Random House reedita este coro de voces de la mano de una de las mejores cronistas argentinas que, considero, nos invita a revivir cada uno de los días del 2001. Revivir actores sociales, escenarios, revivir sensaciones. Cada relato y cada entrevista que hace, cada recorte, es volver a las calles de ese verano porteño.
La noche litoral de Carlos Bernatek (Adriana Hidalgo Editora)
Calor. Calor. Calor. El calor del litoral en cada página. La historia de Ovidio Jordiel Balán sucede en Santa Fe. Con pequeños guiños a Saer, el protagonista intenta sostener cierta “dignidad” de la clase media basada en la resignación como mandato de clase. Ovidio debe resignarse porque jamás podrá levantar la cabeza y romper con esa espiral de trabajo Precarizado, desempleado, pobreza.
Ovidio, durante toda la novela, intenta salvarse, tener unos pesos en el bolsillo sin trabajar mucho, sin la rutina del empleo, pero, en realidad, poco hace por salvarse a sí mismo. Para intentar subsistir, delinque lo que puede y como puede, atraviesa fronteras y límites en cada accionar. Así, con unas vetas de novela policial, podemos leer cómo Ovidio intenta, entre fracasos y ruinas, llegar y sostenerse en el aburguesamiento del asalariado, solo que para ello no logra otra forma que no sea vinculándose con el delito.
Ya no escuchábamos la música de Fernando Lancellotti (Mansalva)
Esta primera novela de Fernando Lancellotti, artista visual, nos sumerge en la primavera democrática, bien porteña y de barrio.
No nos sorprende, pero a la vez nos atrapa, que esta novela de Lancellotti sea absolutamente visual. La ves. La leés y la estás viendo en tu cabeza. No sabés para dónde va a ir la historia ni Pablo, el protagonista, pero va y lo hace con un ritmo contante y llena de personajes pintorescos.
Pablo, el protagonista, mientras espera el colectivo, conoce casualmente a una barra de cuatro jóvenes, que van picando en un coupé Fuego. Entre ellos entablan un vínculo con roles preestablecidos mientras Pablo se deja llevar por las situaciones, las circunstancias y los pedidos de sus nuevos compañeros. Así, pasará de cuidar películas a cuidar chalecos salvavidas.