Prensa La Libertad: un espacio en donde la palabra es juego y política

Del diseño gráfico, pasando por el stencil, al método tradicional de impresión tipográfica, Federico Cimatti, creador de Prensa La Libertad, cuenta cómo trabajan para multiplicar la poesía y el mensaje con el deseo de lograr un mundo más crítico, empático, amoroso y pensante.

¿Por qué la imprenta? ¿Cómo llegás al oficio?

Siempre tuve interés en hacer cosas en la calle. Estudié Diseño Gráfico en la UBA y, paralelamente, trabajaba en imprentas chiquitas, de barrio. De día iba a la imprenta y de noche a stencilear. Elegí el stencil porque me permitía salir y hacer muchos en una noche. Un día, en uno de los laburos de la imprenta, conocí a un tipógrafo. Entré a su taller y ahí hubo algo. Conecté muy rápido con el contexto, con el ruido de las máquinas. Cuando empecé a entender la técnica y la potencia que podía lograr con imprimir un mensaje, salir y pegarlo muchas veces más que al stencilearlo, me dije: “Acá hay algo interesante en la multiplicidad”.

 

¿Por qué “Prensa La Libertad”?

Desde el primer momento que entendí la técnica y lo que podía hacer, me di cuenta que era un lugar absolutamente libre: tener una idea y difundirla. Previo al 2008, venía escribiendo mucho la palabra “libertad” en algunos poemas y textos que hacía. Me parecía una palabra muy hermosa, muy contra el tiempo que uno vivía. Retoma la idea de que las imprentas antiguamente eran lugares donde se generaba contenido y esa es un poco mi idea de imprenta: un lugar que no sea solamente un espacio para la posibilidad de reproducción, sino un lugar donde se puede generar una idea, un mensaje.

¿En tus obras elegís cada texto que vas a imprimir y le das una estética particular acorde al mensaje o son cuestiones separadas?

Siempre me interesa que lo que vaya a imprimir genere algo desde su forma. En algunos casos, si hay una urgencia de “hay que hacer esto y listo”, tiene que haber velocidad; pero si puedo tomarme el tiempo, lo hago. Este proceso es una búsqueda. Creo que el trabajo tipográfico es inseparable en ese sentido. Ahí es donde se generan sentidos: ¿cuántos sentidos puede tener una palabra? ¿qué le hago a esa palabra? Es un ejercicio que hago seguido, como ir al gimnasio tipográfico: agarrar una palabra y trabajarla desde la morfología.

 

En tus obras abordás textos propios y también ajenos, como Pizarnik, por ejemplo. ¿Con qué criterio los elegís? ¿Cómo pensás, en esos casos, el mensaje?

Un poco el filtro que uso para elegir algo que no sea mío para imprimir es que en algún punto tiene que dialogar con el presente, tiene que ser algo que me movilice y pueda ponerlo en juego con la actualidad. El tema que me está convocando ahora es el aislamiento. Vivimos una época en la que no tenemos una imposición externa de aislamiento, como fue la pandemia, pero sí siento que hay mucha individualidad. Todos estamos viendo hacia donde huir.

¿Por qué ese tema te convoca ahora?

De algún modo, lo que hay detrás es como nos organizamos para enfrentar este presente y eso implica el encuentro físico. Hay algo que no se va a reemplazar con esa potencia.

¿Estás armando algo con eso? 

Hice algunas cosas… Pero bueno, siempre estoy en la búsqueda de cómo hablar de ese tema. Me di cuenta de que en el encuentro hay una lógica de ir en contra de estas dinámicas que se van imponiendo, de aislamiento, de individualidad. 

En crisis anteriores se salió a la calle, se generó comunidad. ¿Por qué ahora no?

Creo que la coyuntura y la conveniencia de las estructuras de poder han desmovilizado mucho a la sociedad civil desde hace varios años y creo que un poco lo estamos pagando. También, ahora, estamos pagando la falta de pensamiento crítico. Lo veo en muchos sectores. Hay algo de cierta perdida y desde el mundo del arte y la cultura se ha perdido la capacidad de ser crítico cuando gobierna quien te gusta. 

 

Pero quizás muchos puedan afirmar que ya no están los que gustan.

Es complicado, porque ahora hay que pelear contra cierta desmovilización que hoy está estimulada en algún punto. Hay muchos sectores de la oposición que por la coyuntura política, y posiblemente electoral del año que viene, no se quieren movilizar.  Hay mucha presión social en las condiciones de vida. Mañana van a salir a la calle gente admirable que laburó toda su vida y aun sigue luchando por lo que le corresponde. Pero me pregunto qué pasa con los universitarios en la marcha con los jubilados… hay algo que falta. En esto que te hablaba del encuentro. Hay que encontrarse y unir todas las luchas, todos los frentes. Eso es medio urgente. 

En esa línea hay algunos afiches tuyos, de hace unos 10 años, que aún siguen teniendo vigencia, como el de “pan, trabajo…”¿Cómo pensás eso?

Ahora me pasa que agarro cosas que hice en el macrismo y lo veo ahora y da miedo. En el 2019, hice un libro de breves textos míos muy pequeños a los que llamo “núcleos textuales” más unos volantes. Agarro uno y es increíble como me retrotrae a ciertas cosas que imprimí en esos años. Hay volantes de la bici-imprenta como el de Telam, el del aborto que son vigentes. Hay uno de Santiago Maldonado, que me re acuerdo… Estaba en mi casa, en Caballito, y yo venía siguiendo mucho el tema. Milité mucho la causa. Me acuerdo que era un sábado que se supo que era Santiago Maldonado el cuerpo que habían plantado en el río. Dejé todo lo que estaba haciendo en mi casa y me fui a imprimir.  Fue esa cosa urgente de necesitar salir de la casa. Ya lo tenía dando vuelta porque me pareció tan brutal y tan de un nivel de desolación, tremendo… y lo imprimí. Era eso dejar lo que uno está haciendo e imprimir. Imprimí una pila así y me puse a repartir.

¿Cómo repartiste? ¿Te parás en un lugar y vas dando uno a uno? 

Me encontraba con amigos y les regalaba un volante. También en esa época lo que hacìa, y lo hago mucho si sale una idea que lo amerite, lo subía a Drive y liberaba el archivo para que la gente se lo imprima. Así llegaba a lugares mucho más amplios, ya no dependía de mí. La dinámica del repartir es el boca en boca.

¿Hay una militancia del volante?

Sí, es eso. Eso que a los medios más progresistas les gusta hablar de la micromilitancia. Nosotros lo venimos haciendo hace un montón. Esto me pone en diálogo con otra Buenos Aires cultural, por así decirlo. Fui adolescente en el 2000, tenía diecinueve años cuando fue Cromañón y en esos tiempos vi otro underground cultural que tenía mucho que ver con el volantear para ir a ver a tu banda. Distribuir es el modo que teníamos en la adolescencia. Ponerle el cuerpo a las cosas. A mí, eso me encanta. 

¿Tomás la imprenta como algo político?

La imprenta fue lo que permitió la difusión del pensamiento crítico. Ahí está lo político. Hubo una acción que fue importante para mí por haber aprendido ciertas cosas en base a bastante riesgo. Fue una que hice en el 2019. Yo, particularmente, hace un par de años estoy en una búsqueda de ver con qué se puede imprimir, cómo armar la tinta. En esa búsqueda hice una acción que tenía como intención lograr instalar un manifiesto, un texto de análisis político. Mi idea era colocarlo en los medios por un rato. Busqué generar cierta polémica para llamar la atención y que se lea el texto. Entonces, imprimí un afiche mezclando tinta dorada y materia fecal que decía “Esto es Macri”, un asterisco y abajo la explicación de la tinta. Lo pegué en Plaza de Mayo. Al toque subieron la noticia. Lo puso TN, también El Destape. Recibí mensajes de todo tipo. Unos deseos de muerte tremendo, pero permitió, por dos días, a ese texto correr.

¿Te acobardó algo? ¿Pensaste en frenarla?

No, frenar no, en ningún momento. Tenía la determinación absoluta de hacerlo. Si hoy me preguntás si volvería a ese momento y lo haría otra vez, te digo que sí.  Me interesa mucho más volcarme a ese tipo de cosas, porque con una acción generás todo esto, en lugar de salir y pegar cincuenta mil afiches. Es un desafío muy grande. Igual, sigo con mi bici-imprenta, que es otra vía, otra cosa. Es muy emocionante. Por ejemplo, el último 24 de marzo fue increíble. Ya hace desde el 2018 que voy siempre a una esquina puntual con la bicicleta y la imprenta chica e imprimo para todos los que quieran. La gente va y me cuenta que vino a ver si estaba. Eso es compartir un mensaje en pequeñas postales.

 

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