Tomás Litta: «La poesía es un espacio que habilita las preguntas que no tienen respuesta»

Tomás Litta es poeta y trabaja como gestor cultural. Es Licenciado y Profesor en Letras por la UBA. Publicó Fruto Rojo (2019) y Extensión del cuerpo (2022), dos libros de poesía editados por Santos Locos.

Produce y coordina El Cuerpo Expresivo, un ciclo de poesía erótica que se realiza en Casa Brandon y que reúne a representantes de diversas disciplinas como la música, la literatura y las artes visuales.

Además, lleva adelante la cuenta de difusión cultural LGBTIQ+ @culturacuir y es el creador de Cruzadxs, un podcast que reúne textos clave leídos por artistas y referentes de la diversidad.

 

Fruto Rojo es tu primer libro de poesía y nos habla de los estados del “primer enamoramiento”. ¿Cómo fue el proceso de escritura?

El proceso de Fruto rojo fue muy natural porque devino con el derrumbe del desamor ao vivo. Es un libro que encaré para tratar de explicar un poco las cosas que no podía entender de la vida. Y a mí la escritura de ese libro me salvó porque fue un poco plasmar todo eso que se venía abajo. Está dividido en dos partes que corresponden, respectivamente, a un enamoramiento y a un desmoronamiento, y tiene esa potencia de la captación en vivo de todo lo que pasó. Es una historia muy personal que se fue escribiendo con el devenir de la introspección de quien es dejado. Así que el proceso estuvo basado en todas esas sensaciones que atraviesan a quien queda vacío, a quien tiene que rearmarse y salir adelante con pocas explicaciones.

 

Extensión del cuerpo, editado también por Santos Locos, es tu segundo libro y habla un poco del fin del amor. ¿Qué es la poesía para vos y por qué la elegís a la hora de escribir?

Bueno, retomando la pregunta anterior, creo que la poesía es un poco eso: un espacio en el que habilitarse todas esas preguntas que no tienen respuesta. En un mundo que nos pide tantas certezas, el amor es una zona de preguntas, de incertidumbre y de inexactitudes. Así que la poesía, que es una potencia muy cercana al amor, se corresponde con eso: con un espacio donde hacerse todas esas preguntas que a veces no pueden responderse, y que incomodan. Y la elijo todos los días porque tiene la sencillez de ese desapego de un mundo tan estructurado. Es un espacio que permite mucha libertad.

 

 

El cuerpo expresivo es una antología de poesía erótica surgida en la pandemia. ¿Cómo nace el ciclo y cómo llegás a la idea y curaduría del libro?

El cuerpo expresivo es, ante todo, un ciclo de poesía que coordino hace ya cinco años en un espacio cultural muy bonito que es Casa Brandon. El ciclo nace con la expectativa de generar un espacio más en el que poder reunirnos y combinar fiesta, música, poesía y erotismo. Y en sus orígenes estuvo la idea de habilitar esos senderos para explorar qué pasa con el erotismo y el deseo en la palabra. Me interesa mucho la oralidad: el juego con los tonos, las posturas corporales, lo que puede hacer un cuerpo en escena, lo que puede decir la boca, los ojos, las miradas, los gestos. Así que propuso, desde sus inicios, un lugar para todo eso. Y el año pasado, junto al sello editorial de Brandon, tuve la oportunidad hermosa de curar y compilar una antología que reúne a más de cincuenta escritores y escritoras del país que pasaron por el ciclo. Entre ellxs están Gabriela Bejerman, Luciana Peker, Juan Solá, Fernando Noy, Silvina Giaganti, entre otrxs. Es un libro tesoro que reúne un poco la mística del ciclo en formato antología. Fue un regalo que pudimos darnos para celebrar los años del ciclo y que implicó un largo trabajo. Pero quedó un libro hermoso.

 

¿Por qué elegís una curaduría que tenga que ver con lo erótico?

Retomando un poco lo anterior, me parece que el erotismo es una zona muy linda que puede escapar mucho a lo normado. La búsqueda de esa curaduría tuvo que ver con eso. Con pensar espacios donde converjan diferentes identidades, cuerpos, posturas, formas de leer el deseo, formas de expresarlo, formas de recitar poesía. Me gusta el ciclo porque todo el tiempo se renueva en ese sentido. Cada nuevx poeta que viene a leer trae su propia percepción del deseo, y siempre es algo diferente.

 

Sos un un referente en recomendaciones, reseñas y lecturas de literatura queer y en la difusión de trabajos culturales LGBTIQ mediante el Instagram de @culturacuir o Cruzadxs. ¿Cómo nace en vos la necesidad o deseo de llevar a cabo un trabajo tan comprometido e involucrado?

Cultura Cuir nació como un deseo más íntimo de generar un archivo de lo que venía leyendo que fuera LGBTIQ+. Me interesaba saber, a modo personal, qué de todo lo que leía era queer y por qué era leído en clave queer. Y poco a poco fue creciendo, y tomó un modo más comprometido por eso. Por querer prestar un poquito más; pero no pierde la genuinidad de leer y reseñar, a modo personal, lo que me pasó con el libro que recomiendo y por qué se lee en clave queer. Me parece lindo poder recomendar libros, creo que es un acto muy bonito. Y el podcast Cruzadxs viene un poco en la misma línea, en querer construir un espacio de lecturas pero que, esta vez, prioriza la lectura en voz alta. El escuchar a artistas tan bonitos leyendo a escritorxs tan bonitos y tan representativos para la diversidad y para nuestra cultura en general.

 

¿Cuáles son tus libros y autores preferidos?

Tengo siempre a mano El viaje inútil de Camila Sosa Villada, y Nadadores lentos, de Santiago Loza, dos pequeños ensayos sobre la escritura. Les tengo mucho cariño y siempre los releo. Un libro que también tengo a mano porque me ayudó a entender algunas cosas es Y sin embargo, el amor de Alex Kohan. En autorxs, puedo mencionar algunxs poetas que me gustan como Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño, Pedro Lemebel, Susy Shock, Sharon Olds, Santiago Venturini, Malena Saito, Julián López, Verónica Yattah.

 

Foto de portada: Violeta Montoya